RESEÑA CRÍTICA A «LA CULTURA NORTEAMERICANA CONTEMPORÁNEA»DE MARVIN HARRIS

la-cultura-norteamericana-contemporanea-marvin-harris-1695-MLU30820248_286-O«El culto sacrosanto del amor maternal estupidiza, es terrible. Hay que atacar el tema de la maternidad en todos los frentes: aborto libre y desculpabilizado, no posesión de los hijos, horror del autoritarismo parental. Anticoncepción, nuevas leyes, educación sexual. Amor a los niños deseados, ternura paternal, familia renovada, embarazo vivificante, derecho a la identidad con o sin hijos» (Agnes VARDA).

¿Por qué tanto el movimiento feminista como el de liberación gay estallan en 1969?

De forma muy resumida es ésta la cuestión planteada en los dos capítulos, que son los reseñados en este trabajo, pertenecientes al monográfico “La Cultura Norteamericana Contemporánea” de Marvin Harris.

Como bien es sabido, los 60 fueron años convulsos, agitados y agitadores, lisérgicos y metafísicos, altivos y populares… años de cambios… sobre todo en Norteamérica, el país de la libertad. Y es que en 1969, simultáneamente, las mujeres tiraban los sujetadores al aire en aras de una libertad hasta ahora reservada  a los hombres, y los homosexuales se rebelaban contra el establishment apedreando a la policía por desalojar un saloon bien conocido en el “ambiente” neoyorquino…

¿Por qué en 1969?

¿Por qué a la vez?

La solución a esas preguntas dadas por el autor es que ambos movimientos son facetas del mismo único proceso, siendo éste elderrumbamiento del imperativo marital y procreador, y de la familia dominada por el varón proveedor.

De esta forma, a lo largo de estos dos capítulos (¿Por qué han abandonado el hogar las mujeres? y ¿Por qué se soltaron los homosexuales?) nos presenta una suerte de genealogía causística para el estallido de ambos movimientos, el de liberación de las mujeres y reivindicación de los homosexuales.

Marvin HARRIS, continuamente alega la necesidad de ahondar más allá, de investigar los sustratos  característicos para así no conformarse con la  teoría de la “rebelión por inspiración” constituyente en subordinar los actos feministas a los de pro derechos civiles (Vietnam…) creando una especie de dominó revolucionario. Así, propone buscar causas específicas para cada movimiento sin olvidar la conjunción y participación global de todos las luchas en los sesenta.

En palabras del propio autor, el baby boom de los cuarenta y cincuenta fue una aberración. En la posguerra, situándose los Estados Unidos como primera súper potencia mundial, la situación económica era espléndida, así eran fácilmente visibles jóvenes licenciados que volvían del frente con cuantiosas recompensas gubernamentales, ahora la cría de la familia corría a cargo del Tío Sam.

Los años cincuenta y principios de los sesenta eran años consumistas (¿Quién no tenía un cadillac?…) así para mantener un nivel de vida acorde a la sociedad opulenta que era la Norteamérica de McCarthy fue necesaria que la mujer abordara el mercado laboral. En un principio las mujeres solicitaban trabajos que no interfirieran con sus quehaceres en el hogar y la maternidad (a media jornada, trabajos sin futuro…) y aunque cobraran el 58% del sueldo de sus maridos no importaba, ya que el propósito era esa lavadora tan reluciente que llamaba a gritos desde el escaparate para ofrecer felicidad y estatus social distinguido. Se deduce que la incorporación masiva de la mujer al trabajo no fue por conciencia feminista, sino por la Gran Inflación. Para mantener el nivel de vida deseado no bastaba con el sueldo de los maridos, y de ese modo se convierte en crucial el aporte económico de la mujer. El movimiento feminista que estalla a finales de los sesenta es la coyuntura de dos hechos: por un lado la obligación a trabajar que sufre la mujer a causa de la inflación y, por otro lado, la necesidad de rebelarse contra ese sistema que les fuerza a trabajar pero no les permite un sueldo justo ni visiones de expansión. La revolución no crea la mujer trabajadora, sino que ésta, y en particular la ama de casa trabajadora, crea la revolución.

En 1969, también estallan los homosexuales y Marvin HARRIS comienza el capítulo dedicado a su revolución con el incidente en el Stonewall, que al ser desalojado por las fuerzas del bien y el orden los inquilinos responden con piedras y sublevándose. Así, ese día en palabras de Allen GINSBERG “los maricas perdieron su cara de miedo”. Y el autor nos plantea que los homosexuales se dan cuenta que ha llegado el momento de estar orgullosos de ser gay, porque son la minoría más grande y mejor organizada de toda la historia del mundo. Son autosuficientes.

El autor se plantea por qué los homosexuales disimulan y son obligados al disimulo en la sociedad, a qué viene la aversión a la homosexualidad… producto de una serie de condicionamientos y costumbres sociales. Y por medio de ejemplos históricos como los griegos o  la sociedad más homosexual, los etoro de Nueva Guinea, muestra que son muy pocas las sociedades que reprimen completamente la homosexualidad y llega a la pregunta del millón, por qué tantas personas lo consideran aborrecible.

El autor se vale del dato que, tanto Europa como Norteamérica, durante la mayor parte de su historia han sido consumados pronatalistas, censurando y convirtiendo en tabú todo aquello que se saliera de la altísima función procreadora. Cuenta que se vuelve tan extremo que incluso las palabras que describen los actos sexuales no procreadores se convierten en tabú.

Así como ya vimos con las mujeres y el cambio a un clima antinatalista (decrecimiento absoluto de la natalidad. Las mujeres ya no desean más hijos, se están incorporando al trabajo…) refuerza la coyuntura homosexual y su revolución.

De ahí concluye que ambos movimientos sean facetas diferentes del mismo núcleo, esa abrasión al sistema marital pronatalista y a la familia dominada por el varón proveedor.

El texto de HARRIS es presentado de forma sumamente amena, cualquier persona profana a la sociología o sexualidad entendería perfectamente los datos y conjeturas proporcionadas en el libro (o por lo menos en estos capítulos…). La estructura es idéntica en ambos casos, empieza por el final. Se nos presenta en primer lugar el núcleo de la acción (las revueltas del sesenta y nueve por un lado, y el desalojamiento del Stonewall por el otro) pasando luego, cuando ya se nos ha planteado una situación morbosa, a la explicación en un recorrido historiográfico y causalístico de las situaciones revolucionarias de la Norteamérica de los sesenta.

Personalmente considero que su lectura es una revisión alumbradora de hechos concretos y contrastables, que aportan argumentos devastadores para la defensa de la raíces de éstas revoluciones.

Y es que no hay nada mejor que la comprehensión de la historia para el entendimiento del presente.

“Es un hecho que la homosexualidad es mucho más interesante que la heterosexualidad. Se conoce a un considerable número de heterosexuales que desean en algún momento ser homosexuales, mientras que hay muy pocos homosexuales que realmente quisieran convertirse en heterosexuales.” (Michel FOUCAULT).

                                                                                                                                 Laura Cruz,  La Sexología en Alicante

Marvin, H (1984) La cultura norteamericana contemporánea: una visión antropológica. Alianza

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