GRACIAS POR NADA

REYESQueridos Reyes Magos,GRACIAS POR NADA. Ayer sólo os pedí una cosa, ¡sólo una!: Que éste año las mujeres ganaran en Derechos, y que no dejaran de sonreír y amar. Yo creo que se entiende ¿no? Pues nada, la primera en la frente, oye. Y es que sinceramente, nos lo ponéis muy difícil, mucho, de verdad, insisto.Anoche, día 5, Noche de Reyes, decidí salir por ahí con una amiga. Después de pensármelo bien porque sabía que volvería sola, y la última vez que salí, a la vuelta tuve que soportar que unos “tíos” en la puerta de mi casa comenzaran a intimidarme haciendo alusiones a mi “culito” etc., etc., etc, ¡y ni si quiera iba sola! (Lo último ya) Después se dedicaron a dar  golpes  y aporrear la puerta del portal tras entrar en el mismo, sólo por haberles contestado. Y es que una después de estas cosas se plantea ya de todo….entre otras, salir por ahí de noche. Qué triste ¿no? ¿Por qué tenemos que pasar miedo? ¿Por qué?En fin, retomando el tema de los “regalitos” decir que sí, que salí y que quise confiar y dejar el “hacha de guerra” guardada en casa. ¡¡¡¡ Y casi lo consigo!!!!Ya de camino hacia el primer bar, unos chicos al pasar mi amiga y yo nos sueltan”Qué bien huele a perfume, mmm” Annibal Lecter por lo menos era más sincero y no escondía lo que realmente quería decir (pensareis que eso no es nada, y no es para tanto, y quizá sea así para vosotr@s, pero para mí no, para mi es la historia de todos los días, todos, uno tras otro, tras otro, tras otro…) Aún así, me lo tomé muy bien y entre risas les respondí: Pues es de hombre (era cierto además, últimamente me ha dado por ahí, igual inconscientemente pienso que así no emito ninguna señal, jajaja). Los chavales enmudecieron y tras varios segundos de corte reaccionaron diciéndonos que a ver si teníamos rabo también, Pero de buen rollo ¿eh? (la verdad que se rieron, pero porque la masculinidad del que habló quedó en entredicho. Son tan simples que porque les haya gustado un perfume de tío ya no saben cómo reaccionar). Continuando con la noche, llegamos al bar, nos encontramos con amiguetes, bebimos un vinito, y hasta conocimos gente nueva. Dos chicos. Nos lo pasamos muy bien, hablamos, nos reímos, comentamos asuntos de la vida, un poco de todo, dinero, empresas, jefes, y sobre educación. Si, educación de los hij@s. Y es que es de entender que un hombre se preocupe más por su hija mujer, que por su hijo varón, cuando se imagina el futuro desarrollo evolutivo de los mismos. Un hombre siempre lo va a pasar peor cuando su hija se haga mayor y comience a “salir por ahí”. Se entiende, se entiende…La noche siguió avanzando y cambiamos de bares, jugamos al futbolín, descubrimos canciones nuevas y lo mejor de todo: bailamos mucho. ¡Hacía tanto tiempo que no bailaba a gusto! Me encantaba la música que estaban poniendo, con los chicos nos lo estábamos pasando muy bien, no sentía dobles intenciones y sobre todo, nos reíamos. Todo muy amistoso y divertido. Se me olvidó que nosotras somos mujeres, y que cuando bailamos tenemos que tener cuidado, que no podemos dejarnos llevar y simplemente ser nosotras mismas. No, eso no. Porque la mirada de los “otros” sigue ahí, y pasas de ser persona a ser objeto. Objeto al que se cosifica. Y de repente, todo lo bien que lo estábamos pasando cambió. Nuestro rictus cambió, y dejamos de sonreír. Resulta que bailar durante unos segundos pegada a tu amiga (y desde luego no era la lambada) es motivo de provocación. Los hombres sin embargo pueden abrazarse tras un gol, permanecer pegados cuerpos con cuerpo en el boxeo, y luchar muy agarraditos. A ver qué mujer encuentras tú que interprete eso como una señal sexual. Pero bailar al ritmo de la música sí. Pues nada queridos Reyes, que con lo bien que estábamos, todo se fue al garete. Porque que nos tengan que decir “eso eso, bailar sensual” y que nos parezca bien y nos sintamos muy cómodas con todo y nos mantengamos “calladitas” ¡manda huevos! Así que sin quererlo ni beberlo, tuvimos que desenterrar el hacha, y sacarla, para defendernos. Y cometí la falta y el delito de acusar de pesado a uno de los chicos con el que tan a gusto estábamos. No se lo tomó nada bien, por supuesto. Pero desgraciadamente, tampoco es que yo me sienta muy cómoda teniendo que decirlo. ¿O es que los hombres pensáis que nos agrada? Supongo que ahora se entiende mejor porque un padre sufre más con sus hijas mujeres. Porque bien saben ellos lo que les espera ahí afuera. Rezar porque os salgan feas, o mejor, pedírselo a Los Reyes de Oriente, que son muy generosos. Así que me volví a mi casa con mi gato, que es donde mejor estoy. Ahora, como siempre, “la mala” soy yo.En fin, Rey Gaspar, olvidaros de mi tu y los tuyos. Ya tuve que aceptar de pequeña que fuerais “los padres” y seguir confiando en vuestro amor para dar y regalar, eso sí, si has sido buena. Cada año os pido un poco menos, y eso que cada año me porto mejor. Lo de éste año tendré que volver a pedirlo el año que viene de nuevo, porque no me ha durado la ilusión ni unas horas. Hombre, que no habéis esperado ni a que amanezca, que no os ha dado tiempo ni a comeros las malditas lentejas que os dejé en el balcón (mira si os atragantarais). Como se nota que sois hombres…claro, ¡si es que sois “los padres”! Cuarenta años para comprenderlo…me cambio de bando, ¡qué os den! Yo me hago de las Reinas Magas Republicanas, (Libertad, Igualdad y Fraternidad), y voy a probar con “las madres”. El año que viene me quedo en Valencia, que me han dicho que después de 79 años ¡han vuelto! Cosa que por cierto no ha sentado nada bien entre algunos sectores políticos, intentando ningunear, calificando de “patochada” la vuelta de estas 3 Reinas. Igual es que a vosotros tampoco os han traído lo que queríais: Privación, Desigualdad y Enemistad. Probar con Santa Klaus, que os va más con vuestra cultura. Imagen de: Jacinta LLuch Valero

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