violencia sexista

MITOS SOBRE ORIENTACIONES SEXUALES

MITOS SOBRE ORIENTACIONES SEXUALES

Probablemente debido a la herencia platónica dualista, así como a la cartesiana dicotomizante, en la que todo lo valoramos en escalas de “a dos”. Este hecho en el ámbito de la sexualidad queda reflejado en los discursos que la sociedad elabora en base a estos anclajes. La diversidad por tanto queda fuera de la comprensión y por ende de la sociedad, que tiende a explicar aquello que no entiende en base a mitos y creencias. A pesar de que la ciencia avanza al compás de la sociedad y cada vez es más lo que se conoce en torno al hecho sexual humano, estos mitos van quedando en el imaginario colectivo, perdurando a través del tiempo. Pero ¿Qué sucede cuando estos mitos están cimentados en el miedo a lo desconocido? Pues que las premisas que se establecen generan dolor y sufrimiento, conduciendo a los seres humanos al miedo a la libertad. Por ello es de suma importancia educar y difundir el conocimiento de estas falsas creencias, para posibilitar la desmitificación.

LAS IMPLICACIONES DE LA PROSTITUCIÓN

LAS IMPLICACIONES DE LA PROSTITUCIÓN

Mi reflexión sobre el fenómeno de la prostitución parte y se basa en la convicción total de unos supuestos morales Kantianos sobre la dignidad. En el convencimiento feminista de que éste se da como una consecuencia más del abuso de poder de los hombres sobre las mujeres, en una sociedad como la nuestra, anclada y enmarcada en un modelo patriarcal. Kant nos legó un discurso sobre la dignidad cómo réplica a la tendencia creciente en la sociedad moderna del mercantilismo del mundo, en el que nada escapa al valor del dinero, incluida la vida humana. Kant opinaba que al margen de ese mundo en el que “las cosas tiene precio”, debíamos pensar en el de “las cosas que poseen dignidad”, siendo la dignidad aquello que se elevaba por encima de todo lo que tiene precio, cuyo valor no es relativo, sino absoluto, sin que pueda servir de medio para ningún fin externo así mismo. Sólo los seres humanos en la medida en que sean racionalmente libres serán poseedores de dignidad. Para ello deben darse circunstancias de equidad e igualdad de condiciones, que en ningún caso se dan en un mundo dominado por los hombres, situando a la mujer en una posición de inferioridad en casi todos los ámbitos de la vida pública, política, social y económica y por lo tanto están al amparo de seguir perpetuando roles de dudosa “dignidad”.